domingo, 2 de marzo de 2014

Cuento: LA DONCELLA

Por: Prof. MARITTA EDELMIRA FERNÁNDEZ TORRES

Betsy despertó en la madrugada con dolor de cabeza y escenas borrosas de un sueño que se  repetía. Iñikuk era la palabra que se le grabó. Una vez más trató de recordar  las imágenes difusas y cánticos, de danzas y gritos, con personajes y  lenguaje desconocido; sólo la palabra Iñikuk.

Por la mañana, al desayunar, Betsy relató una vez más a sus  padres, Juan y Rosario, ese sueño extraño que ya era  tema de familia.
-"Hija, me preocupas ¿No tendrás susto de huaca?", dijo su madre. "Sabes que no debes acercarte a las excavaciones".
- "Rosario, no es para tanto, el arqueólogo Morales dice que los encantos o daño de  huaca  son cuentos” intervino el padre.
-"Para mí no lo son, el martes la llevaré al "maestro" Jarita, para una limpia con cuy, por si nuestra hija tiene susto de huaca" replicó Rosario.
Terminado el desayuno, Betsy salió hacia su centro educativo, en el pueblo San José de Moro.

Juan  recordó  los relatos de su padre Hermógenes, de cómo era el pueblo sesenta años atrás, detenido en el tiempo, habitado por una docena de familias, la mayoría de procedencia serrana. Recordó a su padre, quien orgulloso decía:
- "Hijo, esta es nuestra tierra, la de tus abuelos, de nuestros antepasados los Moche."
Su padre y dos familias más eran naturales de Moro.

Los Moche,  su padre tenía razón. En 1991 se descubrió la primera Sacerdotisa, una mujer muy importante que cumplía funciones religiosas y ceremoniales en un ritual de sacrificio a los vencidos ofrecido a los dioses. La Sacerdotisa era uno de los cuatro personajes de la iconografía Moche  en este ritual.
- "Y a  Betsy le encanta el relato de la sacerdotisa", se dijo así mismo Juan.

Por la  mañana, en el centro educativo, el maestro  de Betsy suspendió la clase para recibir a un visitante, el profesor Rafael, quien llegó a invitar a los alumnos a unirse a su Grupo de Danzas.
- "Vamos escenificar el ritual del sacrificio donde interviene la sacerdotisa de Moro"- les comunicó el profesor Rafael.
Betsy  y tres de sus compañeros de aula fueron los convocados, siendo del agrado de los padres.

El martes por la noche, sus padres llevaron a Betsy con el "Maestro" Jarita, el chamán del pueblo.
- "No es susto de huaca", les diría. "Pueden estar tranquilos. Su hija está sana. Tomará una bebida para que duerma mejor".
Y dirigiéndose a Betsy, le habló:
-"Debes vivir tu sueño,  y ser tú misma después de siglos. Por tus venas corre sangre Moche."

Los días siguientes fueron de intensa actividad para Betsy, clases y ensayos con el grupo de danzas. Dos días antes del ensayo general, el profesor Rafael le dio el papel de sacerdotisa:
-"No solo por el dominio de la danza, sino por su biotipo y su porte, que la hace una sacerdotisa real" les dijo.

Y llegó el día de la esperada presentación, el coliseo de la gran ciudad estaba lleno; cientos de personas esperaban expectantes el inicio del "Ritual de la Sacerdotisa de Moro". Aquella noche, Betsy fue la más feliz del mundo: la perfección de la danza, el aplauso del público y el reconocimiento a su papel como Sacerdotisa.
- "No sentí que actuaba” -le dijo a su padre poco después,
- “Fue como repetir algo que ya hice antes. Era como en mis sueños, papá".

 A dos cuadras de su casa, Jarita, el chamán del pueblo, sentado en su mesa de trabajo, sonreía complacido, repitiendo la palabra: Iñikuk, Iñikuk, Iñikuk, que en lengua Moche significa "doncella".

Desde esa noche, Betsy duerme de lo mejor.

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