Por: Prof. MARITTA EDELMIRA FERNÁNDEZ TORRES
Betsy despertó en la
madrugada con dolor de cabeza y escenas borrosas de un sueño que se repetía. Iñikuk era la palabra que se le
grabó. Una vez más trató de recordar las
imágenes difusas y cánticos, de danzas y gritos, con personajes y lenguaje desconocido; sólo la palabra Iñikuk.
Por la mañana, al
desayunar, Betsy relató una vez más a sus
padres, Juan y Rosario, ese sueño extraño que ya era tema de familia.
-"Hija, me preocupas
¿No tendrás susto de huaca?", dijo su madre. "Sabes que no debes
acercarte a las excavaciones".
- "Rosario, no es
para tanto, el arqueólogo Morales dice que los encantos o daño de huaca son
cuentos” intervino el padre.
-"Para mí no lo son,
el martes la llevaré al "maestro" Jarita, para una limpia con cuy,
por si nuestra hija tiene susto de huaca" replicó Rosario.
Terminado el desayuno, Betsy
salió hacia su centro educativo, en el pueblo San José de Moro.
Juan recordó
los relatos de su padre Hermógenes, de cómo era el pueblo sesenta años
atrás, detenido en el tiempo, habitado por una docena de familias, la mayoría
de procedencia serrana. Recordó a su padre, quien orgulloso decía:
- "Hijo, esta es
nuestra tierra, la de tus abuelos, de nuestros antepasados los Moche."
Su padre y dos familias
más eran naturales de Moro.
Los Moche, su padre tenía razón. En 1991 se descubrió la
primera Sacerdotisa, una mujer muy importante que cumplía funciones religiosas
y ceremoniales en un ritual de sacrificio a los vencidos ofrecido a los dioses.
La Sacerdotisa era uno de los cuatro personajes de la iconografía Moche en este ritual.
- "Y a Betsy le encanta el relato de la sacerdotisa",
se dijo así mismo Juan.
Por la mañana, en el centro educativo, el maestro de Betsy suspendió la clase para recibir a un
visitante, el profesor Rafael, quien llegó a invitar a los alumnos a unirse a
su Grupo de Danzas.
- "Vamos
escenificar el ritual del sacrificio donde interviene la sacerdotisa de
Moro"- les comunicó el profesor Rafael.
Betsy y tres de sus compañeros de aula fueron los
convocados, siendo del agrado de los padres.
El martes por la noche,
sus padres llevaron a Betsy con el "Maestro" Jarita, el chamán del
pueblo.
- "No es susto de
huaca", les diría. "Pueden estar tranquilos. Su hija está sana.
Tomará una bebida para que duerma mejor".
Y dirigiéndose a Betsy,
le habló:
-"Debes vivir tu
sueño, y ser tú misma después de siglos.
Por tus venas corre sangre Moche."
Los días siguientes
fueron de intensa actividad para Betsy, clases y ensayos con el grupo de danzas.
Dos días antes del ensayo general, el profesor Rafael le dio el papel de
sacerdotisa:
-"No solo por el
dominio de la danza, sino por su biotipo y su porte, que la hace una
sacerdotisa real" les dijo.
Y llegó el día de la
esperada presentación, el coliseo de la gran ciudad estaba lleno; cientos de
personas esperaban expectantes el inicio del "Ritual de la Sacerdotisa de
Moro". Aquella noche, Betsy fue la más feliz del mundo: la perfección de
la danza, el aplauso del público y el reconocimiento a su papel como
Sacerdotisa.
- "No sentí que
actuaba” -le dijo a su padre poco después,
- “Fue como repetir algo
que ya hice antes. Era como en mis sueños, papá".
A dos cuadras de su casa, Jarita, el chamán
del pueblo, sentado en su mesa de trabajo, sonreía complacido, repitiendo la palabra:
Iñikuk, Iñikuk, Iñikuk, que en lengua Moche significa "doncella".
Desde esa noche, Betsy
duerme de lo mejor.
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