Prof. Carlos La Serna Rodríguez
En junio del 2004, el concejo Provincial de Chepén, aprobó el Plan de Desarrollo Concertado de la provincia de Chepén, instrumento de gestión de vital importancia para el desarrollo y despegue hacia el futuro, encargándose para su cumplimiento a la gerencia municipal y otras gerencias internas del municipio.
Han pasado siete años y no hay una evaluación de su implementación y aplicación de las actividades y/o proyectos.
Según versiones de los Comités de Vigilancia de los Presupuestos Participativos, los proyectos que se han programado son muchos y poco ejecutados. Pero lo que llama la atención es que los mencionados proyectos son servicios menores: veredas, jardines, pavimentaciones, etc. y nada de orientación hacia las obras de gestión y fomento del desarrollo sostenible (así lo prioriza el Plan de Desarrollo) y que encaren los problemas de la agroindustria, comercio, transporte, turismo y otros, que son actividades generadoras de empleo. Las únicas obras realizadas en tal sentido son de instancia regional (carretera Chepén- Talambo).
Son siete años de gobierno municipal y no hay solución cercana a tales problemas que, sumados a la falta de liderazgo del gobierno municipal, Chepén parece "tierra de nadie"; no se respetan las normas que se dictan para regular su normal desenvolvimiento.
Pero, orientemos nuestra mirada al plan de desarrollo concertado, hay indiferencia y poco interés en su cumplimiento, lo que hace pensar que hay una falta de capacidad de gestión y de administración del Alcalde. Esto se puede observar por ejemplo en que no hay una participación real de la sociedad civil, porque no existe capacidad de convocatoria y de liderazgo de la primera autoridad municipal. Otro ejemplo similar es que, cuando se elaboran los presupuestos participativos en la municipalidad, el alcalde brilla por su ausencia y sólo aparece para la clausura del evento.
Con esto comprobamos que no le interesa el bienestar social de la población. Lamentamos el proceder del alcalde en no querer asumir a cabalidad su responsabilidad de ejecutar y coordinar el Plan Concertado. El lado bueno es la participación de la sociedad civil, que apuesta por una provincia justa y equitativa. Con una verdadera participación de la sociedad civil es posible hacer realidad el desarrollo sostenible de nuestros pueblos.
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