martes, 3 de enero de 2012

¡PAPA NOEL, ERES TÚ!

Por: Walter Quesquén Terrones

Todos los años esperamos con ansiedad la llegada de la Navidad.
 No importa la clase social a la que pertenezcas. No. No importa si eres rico o eres pobre. Todos nos hemos acostumbrado en celebrar la Navidad. Algunos con luces, champaña, pavo, panetón y leche con chocolate, Y otros con todo eso, menos luces, champaña, pavo, panetón, leche y chocolate …estos son los más.

 Navidad, Navidad
Blanca Navidad
Tú nos encaminas
Rumbo a la ilusión.

 Y de pronto irrumpió, la maldita costumbre, impuesta por esta sociedad de consumo, de comercializar la Navidad, que hasta ese momento era de los Pobres, y, un día cualquiera, en una Navidad cualquiera, aparece un personaje bonachón, regordete, y que con una carcajada estruendosa y trepidante, llega trayéndonos, juguetes para los niños y todo aquello, que esta sociedad de consumo quiere negociar …estos son los menos.

Navidad, Navidad,
Blanca Navidad
No hay canción más
Bella como tu canción.

Llega Papá Noel, ese bendito Papá Noel, que trasladándose en su trineo desde el Polo Norte, trae en su morral cientos de regalos y metiéndose a través de la chimenea de las casas, llega con juguetes de todo tipo y los deposita cerca a los zapatos de los “niños buenos”, es decir, para aquellos niños, que durante el año se han portado bien, han sido obedientes y han sacado buenas notas en el colegio, y que dicho sea de paso tengan chimenea en su casa, lo suficientemente ancha, para que ese maldito gordiflón, de carcajada estruendosa, pueda entrar en esa casa y dejar los hermosos regalos …estos son los menos.

Navidad, Navidad,
Hoy es Navidad,
Es un día de alegría
y felicidad 

Yo recuerdo pálidamente esos momentos vividos. Los niños como yo no teníamos chimenea en nuestras casas, puesto que eran de quincha, el techo era de torta, y sus paredes de tan chuecas, parecían las colos  pastorcitos que visitaban los nacimientos armados. Íbamos tras ellos con la ilusión infantil de ganarnos un sanguchito, una mazamorrita, y tal vez algún refresco, mientras los escuchábamos  cantar:

 ¡Oh, que precioso niño!,
Yo muero por él;
Su boquita me encanta,
Sus ojitos también.

Muchos años después, llegué a saber que mi padre se sentía impotente por no poder satisfacer las ilusiones de un niño inocente que quería su bicicleta, que era el regalo más hermoso al que se podía aspirar. Recuerdo que una bicicleta costaba largo todo lo que mi padre ganaba durante el mes, y era, materialmente un imposible, satisfacer mi inocente necesidad. Esa noche hubo pan corriente, chocolate puro, pollito a la olla. Pero mucha, mucha, muchísima felicidad.

 “Por estas cosas y muchas más
Ven a mi casa esta Navidad"

Pero, el Papa Noel de mi vecino, fue más pródigo, o se entusiasmó más, tal vez porque era una casa sin quincha, su techo no era de torta y sus paredes pulcramente alineadas podían soportar sus casi 400 kilos de peso de la Viña de Chuiquisongo, y al levantarse al día siguiente de la Noche de Pascua, encontró junto a su zapato: una bicicleta, una pelota de fútbol, ropa y otras cosas más, pero fundamentalmente, esa noche tuvo una opípara cena, surtida con vinos para la ocasión y champaña de etiqueta, pavo, panetón, y leche con chocolate, …esos son los menos

 Belén, campanas de Belén
Que los ángeles tocan
¿Qué nuevas me traéis?

 Papa Noel, es un tipo regordete: panzón diría yo; para los que lo han visto dicen que lleva barba larga, espesa, blanca, pero bien cuidada, es más alto que el promedio del cholo peruano. Se viste de un rojo pulcro, cuya tela es traída de París, zapatos finísimos y un trineo con adornos de plata y enchapes en oro. Tiene una cinturita, que de tan gorda parece que quiere reventar.

Sus hipopotómicas medidas, hablan poco de su pobreza. Su carro, jalado por unos renos (cuyos cachos son más grandes  que los del negro “Cúneo”). Parte del Polo Norte y vuela sobre el espacio sideral. Vuela, como el dios Apolo, y va de casa en casa llevando regalos de lo más sofisticado para “los niños bien”. Hay en su bolsa roja, todo tipo de juguetes: bicicletas de 1000 soles, “Barbies” y “Ken” a granel, pelotas de todas las formas y tamaños, coches, “Alicias”, muñecas que hablan y hacen la pichi, y ahora con la modernidad lap tops, celulares, iPhones, es decir todo lo que un iluso niño quiere y desea…son los menos.

 Pero mira como beben los peces en el Río,
Pero mira como beben por ver al Dios nacido,

 ¡Tú que eres el verdadero Papá Noel!: el Papá Noel del niño pobre. El que se revienta los lomos trabajando día a día, y vive arrinconado por la propaganda de consumo que se propala por la radio y la televisión, que te presiona y que te exige que trabajes más para mantener a los Romeros, los Weiss y tanto hijo de perra que vive de tu sudor.

  Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el Río por ver a Dios nacer.

Tú eres el verdadero Papá Noel que no puede colocar en los zapatos de sus hijos bicicletas, barbies, coches, etc, que sus niños le piden; por que los 1000 soles que cuesta una bicicleta los gana después de 3 meses de trabajo

Tú eres el Papá Noel que solo de leer la carta llena de inocencia, en el cual tu niño te pide esa bicicleta de ilusiones, prometiendo portarse bien y sacar buenas notas para que Papa Noel le traiga el regalo soñado, lágrimas de impotencia  caen de tus ojos, y más dolor sientes tú, cuando el niño de tus ilusiones se levanta entusiasmado y encuentra su zapato vacío, y sus lágrimas inocentes parecen decir.

 …Pero, si yo me porté Bien…

 Ese Papa Noel eres tú, no ese gordiflón desgraciado que hace llorar a los niños de Chepén…

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