lunes, 12 de marzo de 2012

CARTA A MI PADRE, Por: Walter Quesquén Terrones

Azul del Cielo, 22 de Febrero del 2012

Querido Papá:
            Han tenido que pasar largos años, para que hoy día, me atreva a decirte tantas cosas que he querido decirte siempre.
Primero: siempre quise tutearte, y ¿Sabes por que no lo hacía?: por que nunca pude mirarte frente a frente y de igual a igual; tu autoridad estaba por encima de todas las circunstancias, y el respeto que te tenía era más grande que mis preferencias.
          Luego Papá, siempre quise enrrostrarte la canallada que nos hiciste tú, ese aciago día en el que decidiste tomar por asalto el Azul. Nunca voy a olvidar ese 04 de Marzo maldito, en el que te encontré, tendido en el suelo sobre una manta; mirando, sin mirar.
        "…Ya sin calor ni frío, ya sin invierno ni estío" 
          Recuerdo Papá, que era un día sereno. Un día cualquiera. Un día en el cual, los apristas teníamos una celebración especial: El Gran Mitin con la llegada del candidato presidencial, mitin que en Chepén, señalaba el inicio de la Campaña Electoral de nuestrao Gran Partido, y desde días antes habías tomado la batuta de la Campaña. Nunca nos decías "Hagan esto, o hagan lo otro", siempre nos señalabas el camino con tu ejemplo. Comenzábamos a trabajar todos a una sola orden embobados de tu frondosa vitalidad.
          La mañana era alegre y tus muchachos,"el joque", "la guila" como tú le llamabas, a Wil, tu hijo, trabajaban junto a "pinino", "galleta", "Gualber", "Cesitar", "la chora", "el chungo", "marca de hacha", la chona", "monino", el "negro" Cúneo, el “ojón” Quintana” y todos los que te seguían obedecían tus órdenes milimétricamente, bajo pena de ser reñidos, como tú sabías hacerlo: con amoroso cariño y con cariñoso amor.
          El día era alegre, el cielo era límpido (que se abría hermoso, majestuoso para recibir el más grande y lindo premio que este mundo le iba a dar: tú)
           Y el pueblo hervía por todos y en cada uno de sus poros.
           Y los compañeros obedecían disciplinadamente a su líder, en las últimas órdenes que iban a recibir.
           Seis de la mañana, y habías quemado 21 camaretazos, haciendo un anuncio triunfal.
           Siete, y dabas las últimas órdenes a la banda que anunciaba las buenas nuevas por las calles de Chepén.
           Tocan las ocho, y sientes la necesidad de desayunar.
            La nueve, y sales apurado, y dispones preocupado que los carros ya deberían perifonear.
           Diez de la mañana y los equipos de perifoneo gritaban a pulmón limpio la llegada del candidato del APRA.
            Once de la mañana y la radio coreaba la marsellesa; el pueblo ya estaba alborotado.
            Doce, y tú papá, trajinabas dando órdenes, disponiendo y verificando la labor. El procenio ya estab armado:
            -¡Apúrate Chona! ¡...Ya pues joque no los veo trabajar!
            Una de la tarde y como sudabas a chorros, decides retirarte a "pegarte un baño", y luego voy a almorzar, anunciaste.
            ...Súbitamente en el cielo un coro de ángeles corre desorientados. 
            ...Súbitamente palmas celestiales se baten frenéticamente.
            ...Súbitamente un aletear sereno desde la tierra se comienza y asciende hasta el cielo.
          Una de la tarde y treinta, papá, ya descansabas después del baño, cuando un niño interrumpe tu descanso y te llama apurado, y sales presuroso tras él.         
            Dos de la tarde, alguien viene en una moto lineal y me dice:
            -¡Walter, don Carlos ha sufrido un desmayo, tienes que ir a verlo!-  
          Desesperado subo rápidamente en la moto, y abusando de mi cargo, ordeno ir contra el tránsito en la calle San Pedro, llego hasta una Academia, subo corriendo las escaleras ...y te encuentro sobre una manta sin aliento ¡Dios mío! ...¡Sin vida papá lindo!. 
          Intento reanimarte; me agacho, froto tu pecho como lo había visto en la televisión. Golpeo tu pecho desesperadamente y no quieres despertar papá. 
          Te muevo. Te jaloneo, y no me respondes ...Te quedaste mudo ...Ya no me querías hablar.
         -Te grito: ¡Papá, no me hagas esto! ...¡Papá levántate! ...¡Papacito, no te vayas...!
           ¡Dios Mío! ...Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte...
           Sigo  gritando: ¡¡¡Papá tú eres fuerte!!! ¡¡¡No te puedes morir!!! ...¡¡¡No, no te mueras papacito!!!
           ...¡¡¡Levántate, valor ¡vuelve a la vida!!!.
            ...Me jalo los pelos, bajo como loco las escaleras, quiero correr a no sé donde, y me dejo caer sentado en la pared de la calle; totalmente vencido. Totalmente acabado. 
          ...Lloro, me desespero, sigo gritando ...me siento impotente, ya no me importaba que me vieran llorar...
           …¡Maldito Concejo! …¡Maldito Partido! …¡Maldito seas Dios Mío: Te quiero tanto!
          El hombre que no sólo me había dado el ser. Que no sólo me había encaminado en la vida. El hombre que me había hecho hombre. El hombre que no solo era mi principio y sino también mi fin, "ya no sentía calor, ya no sentía frío". 
           No mirabas papá, sólo dormías un sueño profundo. No sonreías, pero tu tez era serena, limpia; como sintiendote tranquilo y te librabas de una carga pesada. 
             - ...No llores hijo, no llores ...¡ El APRA nunca muere! -parecías decir-
             Tenías en los labios la sonrisa hermosa del deber cumplido. Sonreías, sí, mientras que nosotros llorábamos tu partida. 
              Estabas vencido papá, tú que siempre vencías. Estabas caído, papá. tu que siempre nos decías:
              ¡Levántate! …¡Valor! …¡Vuelve a la vida! 
             Dios creía, que te había arrancado de esta vida. Pero Dios en todo su esplendor también se equivoca, y contigo se equivocó, por que sigues en el corazón de tu gente, en los poros, en el cerebro, en la médula espinal y en los huesos húmeros de cada uno de ellos. 
          Papá, hoy cuatro de Marzo de este dos mil doce, ya en la tranquilidad de los años, quiero contarte las cosas lindas que cuenta los compañeros de ti; me decía el "negro" César y su hermano Juan Castro que llegabas a pié para organizar el Partido hasta el Salvador y luego,al terminar la jornada, en una caravana de la amistad, te acompañaban también a pié hasta la entrada de Chepén, conversando y planeando hacer grande el Partido que tanto amaste. No había mezquindad. No había egoísmo: hermosa amistad, bellísima fraternidad que ha quedado en el recuerdo y que otros tienen que envidiar. 
         Si supieras las cosas que dice el "negro" Cúneo (mi amigo de siempre y contemporáneo tuyo que se ha puesto tan viejo, que no existe calendario para él)´
           Y te recuerda el "joque" Mori, "Lucho" Quispe, el "cojo" Zare, la compañera "Chona"
           Y te recuerda siempre don Juan Palacios.
         Y te recuerda mi madre, que cada vez está más más lenta y más cansada. Mira la mesa grande que le compraste, el frigider y la cocina, se ponen sus ojos vidriosos en su recuerdo; nos mira, se envalentona y sonríe:
           -"Los de ahora no sirven, -dice- ...Estos me los compró tu papá..."
          Los vuelve a limpiar una y otra vez; en cada lavada, parece que te acaricia. Y en cada caricia, siento que te añora, siento que más te ama, siento que te extraña más que ayer. 
            “Si alguna vez madrecita, túi te me vas para el cielo
             Llévame madre querida, no me dejes, que te quiero”
           Y te recuerda mi hermana: tú linda y adorada Rita, ¿Recuerdas cuando jugabas a las cosquillas?: te tumbaba al suelo o sobre la cama; reías como nunca por que era la única que te podía dominar.
            ¿Recuerdas cuando jugaban casino con "Taita" Chele?.
         ¿Recuerdas, que cuando jugaban "carga la burra", ponías un espejo tras él, y ella mirando el tramposo espejo le ganaban a mi abuelo una y otra vez.
             - No importa abuelito, las trampas nunca ayudan-
             - ¡Precisamente eso es lo que te está ayudando, hijita! -respondía él-
          ¡Recuerdas papá, que cuando se dio cuenta de las trampas que le hacías con mi hermana, ideaste la forma de seguir ganándole a Chele, y cuando querías anunciarle a mi hermana que él tenía flores, tú silvabas: "El árbol de mi casa"; y cuando le salían en las cartas oros, silvabas  "El oro de tu pelo".
       ¿Recuerdas que todos los días nos despertabas con los pasillos cantados por Víctor Hugo Aguilar, ese formidable cantante ecuatoriano que acogiste en nuestro hogar por años? ¿Recuerdas el primer pasillo de esa grabación:          
                                                    "Acabo de llegar a verte amada mía, 
                                                      después de mucho tiempo hoy te vuelvo a visitar
                                                      Que triste fue mi partida, que cruel la separación
                                                     sufriendo una larga pena, se encuentra mi corazón..."
           Hoy tienes 22 Marzos que no estás con nosotros, y las niñas que sentabas en tus piernas, mientras trabajabas reparando tus relojes, han crecido; tu Karin es Maestra de escuela y tiene un lindo bebé que se llama Daylan; Kelly es abogada y adora al bebé. Patricia, es una negrita sandunguera, muy celosa, que te hubiera gustado conocer; Walter, va a ser contador y está más alto que yo. Carla  estudia Educación Inicial y te estaría besando a cada rato; Carlos, el último, es igualito a ti. ¡Ah! papá, Amelita, estudia derecho, es muy linda y esta hecha una mujer ¿Wilito? ...iSi vieras lo grande que es!
          Hoy cantaré la marsellesa, y sentiré que con nosotros estarás presente.
         Hoy estará mi madre y mis hermanos y tus amigos de siempre contigo
                                                      Hoy nos visitará Dios... 
          ¡Te quiero tanto papá! que ya ni esta puerta, ni otra puerta, “ni el canto cordial de las distancias” podrá separarnos. Sólo aguardo el día, que con mi madre y mis hermanos, en la inmensidad del tiempo, seamos felices en la eternidad…
                                                     “La noche ha vuelto a llegar, ven mamá
                                                      Quiero que me digas,
                                                      Por que hace tantos días, papá no está
                                                      Yo quiero verlo llegar ¿Por qué se ha ido?
                                                      Si lo queríamos tanto, ¿Por que se va?...
                                                      Mamá…
Tu hijo Walter

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